

Y yo no puedo saltar porque me he torcido un tobillo caminando un poco por el monte. El ejercicio no me quiere. No me llevé la Alta Gracia aunque sí estuve allí. Y conocí a los Jorges, dos salmantinos que amablemente se ofrecieron a enviarme las fotos que allí nos hicimos. Un poquito de la casa del ché por aquí, otra pizca de la estancia jesuítica por allá. En fin, un día agradable.
Y después me vine a Salta, "la linda". Esto último es su mote y bien que lo vale. Por ahora de las ciudades más bonitas de Argentina, tranquila y agitada a la vez. Hoy re-tranquila puesto que es el día nacional del país. 25 de mayo, día de la Revolución de Argentina.
En Salta todo huele y se ve más a indígena: los rostros, la ropa, la artesanía. Hasta el acento suena más boliviano. Y a medida que vaya hacia el norte, más. Tiene una bonita y alegre plaza, muy verde y muy colonial ella. Y un cerro desde el que se observa toda la ciudad.
Aquí me volví a encontrar con Mali, la chica catalana que Diego y yo conocimos en Tigre, en Buenos Aires. Con ella me fui de excursión a Cafayate y a Cachi. ¡¡¡Excelente!!! Los paisajes de la quebrada de Cafayate son similares a los del Gran Cañón del Colorado. O eso dicen, porque yo no he estado allí. Mali también me enviará las fotos.
En las excursiones conocimos a Roberto, un argentino hijo de castellanos de 80 años que anda viajando solo por el norte de Argentina. Eso demuestra que no hay edad para viajar y que aún nos queda mucho por recorrer, tanto por conocer, y tiempo para ello. Otro caso fue el de un alemán que conocimos en la excursión a Cachi: 70 tacos. También conocimos a Diana, una chica asturiana que está recorriendo Argentina por su cuenta.
Por casualidad volví a encontrarme con Maximiliano, el chico argentino que conocí en Córdoba. Tuvimos agradables conversaciones mientras comíamos comida salteña y esta noche nos encontraremos para ir a las peñas, lugares donde se agrupan los salteños a bailar folklore autóctono. También me he encontrado con Jhonas, un danés que también conocí en Córdoba. Las cosas que tienen las rutas viajeras.
A destacar del hostel Dyron, un inglés mitad indio mitad portugués muy agradable. Rezuma tranquilidad y es bueno aprender de él en muchas cosas.
Hoy me he comprado un libro para los momentos de soledad. Y es que parece que no aprendo. Perdí Rayuela en Santiago de Chile y me robaron Las armas secretas con la mochila, ambos de Cortázar. El elegido ha sido "Puro Fútbol", una reecopilación de cuentos de Roberto Fontanarrosa relacionados con ese deporte y fuertemente recomendada por mi amigo Miguel. Una demostración de que fútbol, literatura e intelectualidad no están reñidos.
Saludos salteños.