jueves, 7 de junio de 2007

Evo, soluciónalo


La culpa de que Bolivia sea así supongo que la tenemos todos. O nuestros antepasados. O las empresas extranjeras que colonizan este país. Todos juntos. Y también ellos. Pero Bolivia está mal. Muy mal. Se ve la pobreza. Y eso que están aprendiendo a explotar sus recursos turísticos. En Uyuni hay más de 60 agencias que te llevan al Salar, pero pocas de ellas son fiables.

Y es que en Bolivia se hace todo al tuntún, sin seguridad. Y sin papel. Sí, sin papel. Hay dos normas que todo viajero debe llevar a rajatabla en este país.

Norma nº1. No dejar de llevar el papel higiénico en la mochila, pues en los hoteles, los hostales, los restaurantes, los bares, los baños públicos, el papel culo brilla por su ausencia. Bueno, en realidad no brilla, porque aquí nada brilla excepto el Salar. La suciedad está por doquier.

Norma nº2. Llevar siempre una botella de agua contigo. Agua del grifo caca. Y es eso, literalmente caca. Y no te quiero yo contar si te pilla sin papel.

El cruce de la frontera no fue tan caótico como me lo habían pintado. Villazón, feo. Muy feo. Muchos artículos a bajo precio. Y después, a jugarse la vida. Un autobús de cuando Franco hizo la mili rumbo a Tupiza. La carretera sin asfaltar. Las curvas de las peligrosas. Una familia entera transportando sacos de papas a un lado. Unos pollos al otro. Un niño durmiendo en el suelo. Un olor intenso, que se te incrusta en la nariz y no sale. Aromaterapia. Y una mano permanentemente agarrada al sillón con cada curva. Desde entonces sólo he cogido el tren. Hasta hoy, que, ya en el norte, con carreteras asfaltadas, ha sido todo mucho más fácil, incluido las ventas de diferentes medicamentos por diversas personas dentro del bus.

En Tupiza Carlos, el vasco, y yo hicimos sufrir nuestro trasero... Vale, vale... ya sé lo que estáis pensando, pero no. Montamos a caballo.

Y después Uyuni. Y el Salar. Espectacular, el mayor desierto de sal del mundo. En el tren de Tupiza a Uyuni me volví a encontrar con Lucio y Marina, excelentes compañeros de viaje. Y con Sandra y Bridget dos canadienses que se unieron a la excursión, un grupo que completaban Zig, alemán, y Bea, húngara.

Y tuvimos suerte porque hicimos la excursión y llegamos sanos y salvos, pese al frío a más de 4.000 metros de altura. Vimos géiseres y disfrutamos de la compañía de Doro, nuestro guía. Otros no corrieron la misma suerte. Se les pincharon las ruedas, se le paró el coche. Y todo, en medio del desierto sin cobertura telefónica. ¿Y si no llega nadie donde te quedas tirado?

No, no jugamos al fútbol. Hacía demasiado frío y sólo me hubiera puesto a jugar si el propio Evo Morales me hubiera invitado. Por lo visto no se le da mal. A ver si se le da mejor arreglar el sur de Bolivia. Y a ver si los demás le dejamos.

Hoy he llegado Cochabamba, donde está el cristo redentor más alto del mundo, junto con Julio, Mario (Italianos) y Carol (polaco). Por el camino nos hemos dejado a Luciana, una porteña, que ha puesto rumbo a La Paz.

Pues eso, Evo, arregla este desaguisado, que Bolivia tiene mucho que ofrecer y más simpatía debería dar.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Pues a ver si hay suerte y lo arregla. Luisda, que ha pasado con esa chispa del principio?

Me tenias verdaderamente enganchado a tus relatos, y últimamente van perdiendo.... aunque bueno, este último ha estado algo mejor.

maríajosé dijo...

Y esa foto? Viva Google, ladrón!

Anónimo dijo...

Tu comienzo del relato me recuerda a Guatemala, aunque sin conocer Bolivia creo que el caracter tropical le da alguito de alegría a Guatemala por encima de Bolivia.

No creo que Evo solucione nada, al menos si no cambia de discurso. No se puede ir nacionalizando nada y menos a las bravas. A los europedos progres nos molan mucho esos discursos antiimperialistas y tal, pero está claro que así un país se va a la ruina y más si sus amigos son los que son. Tampoco estaba bien la situación de antes con gobiernos corruptos. Pero está claro que la solución anda más cerca de que las empresas extranjeras inviertan en el país y no en un trasnochado socialismo populista engañabobos.

Pásalo bien.

Gatokiller dijo...

El manido recurso de "la culpa la tenemos todos"... pues a mi sácame de ese puñao de culpables, que lo que hagan mis tatarabuelos, como que me la trae al pairo y de la misma forma que no tengo los cortijos que pudieron tener, tampoco recae sobre mi la culpa de lo que sus negocios hayan podido causar. ¿El país/gobierno/entidad dirigente que me corresponde lo hizo en el pasado? PUES MUY BIEN POR ELLOS, pero resulta que hacen bastante poco de lo que yo quiero que hagan y van bastante a su bola, por lo que tampoco me apunto a su saco. Ellos no son yo, por mucho que me lo recuerden a semanas de las próximas elecciones.

Me alegra que sigas bien.

Cuando vuelvas y te encierres en un despacho con tres frikis más a escribir guiones, te va a dar un patatús.

Anónimo dijo...

Yo me quejaba porque no podía comprarme zapatos, hasta que conocí a un hombre que no tenía pies

Gatokiller dijo...

Y por cierto, solucona el título del post.