viernes, 1 de junio de 2007

El norte rural (Where the streets have no name)




Como en la canción de U2 en los pueblos norteños de Jujuy las calles no tienen nombre. O si lo tienen no importa. Ni por supuesto los números. Apenas tienen luz y no están asfaltadas. Pero es poco o nada importante. Los habitantes son felices, aunque retraídos. Eso sí, es de agradecer que al paso por la mañana, cada persona que se cruza te saluda. Incluso te saluda el burro. Y mucho más el perro.

No lo había comentado antes, pero los perros en Argentina son especiales. Hay cientos de ellos por las calles, callejeros, sí, y necesitados de cariño. Por eso te acompañan. Es posible que vayas caminando por la calle y una ristra de perros te vaya acompañando durante minutos, incluso horas. Por lo general son mansos y mimosos.

En Jujuy capital me encontré solo en un hostel vacío. Afortunadamente había conocido a Ricardo en el colectivo (autobús) de Salta a Jujuy. Nos encontramos en otro hostel y allí conocimos a una piara de gente: dos suizos, un uruguayo, los argentinos del hostel... Una noche agradable en la que terminamos conociendo a más gente.


Pero el cuerpo me pedía lo rural. Comencé con Purmamarca, una pequeña localidad situada justo en la base del cerro de los siete colores. En mi paseo solitario, dudaba sobre si mi direción era la correcta y entré a preguntar en una casa. Dos familias tucumanas la habían alquilado para pasar el puente y me invitaron al asado que estaban preparando.

Fueron muy simpáticos conmigo. Comí buena carne y bebí coca-cola, con tan mala suerte que en mi coca-cola se coló una avispa, un bicho que luego se coló en mi boca y me clavó el aguijón en la lengua. ¿Conocéis a alguien a quien haya picado una avispa en la lengua? Ahora sí. Las dos familias tucumanas preocupadas por mi salud lingual. ¡Qué dolor!

Tilcara fue mi siguiente destino. Allí conocí a Jullien, Marie y Claire, unos franceses muy simpáticos con los que compartí mi estancia. Caminamos hasta unas cascadas, hicimos un asado a cero grados y disfrutamos de la tranquilidad y el folclore tilcareño.

Después, por la quebrada de Humauaca hasta el pueblo que da nombre a la misma. Allí conocí a Karina buscando el baúl de los recuerdos. Y después a Iruya, un pueblo al que se accede por una angosta y serpenteante carretera de tierra por las montañas que te pone los pelos de punta al tiempo que te hace disfrutar del paisaje. Es una sensación de miedo suavizada por la suave textura de un paisaje sobrecogedor.

En el autobús conocí a Ben y Maián, dos israelíes, y a Lucio y Marina, dos porteños. Juntos caminamos durante algo más de dos horas hacia San Isidro, un lugar mágico, un pueblo situado en la ladera de una colina donde no llegan los coches. El recorrido por la quebrada hacia allì fue espectacular. El trato con los lugareños, insuperable. El regreso entre las montañas a la luz de la luna, un lujo.

También conocí en el perdido Iruya a Carlos, un vasco, de Durango, Bilbo. Con él he cruzado la frontera hacia Bolivia.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

¿El vasco que conociste es de Durango o de Bilbo?

¿Vas a cruzar a Bolivia? ¿Vas a jugar un partido de fútbol a 4000 metros?

Unknown dijo...

joder picha!!! Que mala suerte lo de la avispa, eres más pupas que Yo mismo que ya es decir. no conocía a nadie que le haya picado una avispa en la lengua, si en otro sitio...

La verdad es que no puedo dejar de pensar en que me ocurriría si me picase a mi en la lengua, con mi alergia a la estamina, se me habrían inchado las vías respiratorias y habría muerto seguro en pocas horas, uuuiiigghh!

Bueno chaval ahora estas en Bolivia?? Cuidate mucho!! Y cuidado con Evo Morales que seguro que no está para bromas con los españoles, no digas nunca que repostas en Repsol!!

Anónimo dijo...

La vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes

Anónimo dijo...

más pupas que el joaquín? lo dudo, lo dudo... : D

luisda, tus relatos geniales, como siempre, pero se echa en falta esa chispilla que tenías al principio. me refiero a las impresiones de los sitios a los que vas y eso.

a ver si te enrollas.

un abrazo

rober.

Anónimo dijo...

Luis: están muy bien tus comentario sobre los destinos, encuentros y desencuentros, personajes y personajillos con los que vas chocando, pero tanta anécdota diurna...cuéntanos alguna nocturna, que eso también es viajar y conocer. ¿O no estás saliendo de noche por temor al famoso hombre lobo argentino? Venga, que los lunnis ya se han ido a dormir....¿Algún suceso despiporrante? ¿Qué tal te tratan las señoritas por allí?

Modigliani dijo...

¿Salir por la noche? En Argentina salí algo, pero ahora estoy en Bolivia y no creas que esto està lleno de Miss Universos.

El vasco era de Durango, a 30km de Bilbao.

Ya he estado a 5.000 metros y hace de todo menos calor. Aùn no he jugado al fútbol.