lunes, 2 de abril de 2007

Diarios de un viajero



El otro día volví a ver Diarios de motocicleta (Walter Salles, 2004), que narra las aventuras de Ernesto Che Guevara cuando aún era un estudiante de Medicina y de su amigo Alberto Granados en su viaje por parte de Argentina y algunos países de Latinoamérica como Chile, Perú, Colombia y Venezuela. Hice un nuevo visionado para motivarme aún más y porque alguno de los lugares que los dos amigos visitaron son sitios a los que tengo pensado ir como Bariloche, San Martín de los Andes y Valparaíso.

La primera vez que vi la película fue en un pase de prensa previo a su estreno en septiembre-octubre de 2004. Yo estaba recién llegado de otro largo viaje por Latinoamérica, en este caso Brasil, y salí fascinado de la película. ¿Por qué? Porque me sentí realmente identificado. Salvando las largas distancias entre ambos viajes, la primera parte de aquella visita a Brasil, el país de origen del director de Diarios Motocicleta, Walter Salles, fue en busca del gran placer y la pura diversión. La segunda parte fue una visita a la realidad social de aquel país. Justo igual que le sucedió al Ché, se dio cuenta de las injusticias que acechaban a toda América Latina. A diferencia de Ernesto Guevara, que decidió poco tiempo después hacer la revolución cubana y convertir Latinoamérica en una federación de países donde no importaban las razas ni el origen social, yo seguí viviendo mi vida burguesa, tratando de buscar espectadores para series de televisión con los guiones que se me permitían escribir.

Hubo un intento, eso sí. Traté, sin conseguirlo, de buscar financiación para realizar un documental sobre una favela de Sao Paulo, nada que ver con la patochada que hizo Fernando Trueba con El Milagro de Candeal, también de aquella época. Se iba a llamar Jardim Jaqueline. Y a punto estuve. Sólo me faltó esa coma y esa dosis de suerte necesaria para toda subvención que otros tienen.

Volviendo a Diarios de Motocicleta, este segundo visionado me ha defraudado un poco. Quizá estoy más viejo, quizá soy más exigente, quizá estas cosas ocurren con algunos segundos y terceros y cuartos visionados. Y quizá depende del momento en el que te pille. Porque el cine, como tantas y tantas cosas en la vida, es una emoción, es un sentirse identificado, es una forma de ver las cosas a través de unos ojos sensibles a lo que uno está viendo. Me ha vuelto a gustar, sí, pero, supongo que egoístamente he querido que me contaran más. Vamos, que me contaran todo el viaje, qué coño.

Regresando a esto de que el cine, y la vida, son emociones. Os voy a contar algo que me emocionó el otro día. Fui a una conferencia de Inés París (solita y sin Daniela Fejerman) en la Biblioteca Nacional de Madrid. El tema de la ponencia era algo así como los tabúes de la comedia en el guión. Inés París pareció muy maja, muy sensibilizada con la falta de espectadores en las salas de cine español y también un poco aburrida en su exposición. Joer, que la cosa iba de comedia y por momentos me sentí como si volviera a estar en la Facultad de Ciencias de la Información deseando que se acabara una clase de un profesor en plan Gutiérrez que le veo. Pero la emoción llegó...

Un indigente había entrado en la sala muy interesado por la situación del cine español y por las películas de Inés París. Cuando la ponente anunció que en la comedia, si bien los tabúes son necesarios, hay que tratar de eliminar muchos de los que ya tenemos porque las mejores películas de comedia parten de situaciones que si las piensas fríamente son realmente trágicas, el indigente anunció que él, en su situación, se aplicaba ese dogma todos los días y que estando en la calle, llevado con humor, se vive mucho mejor.

Me emocionó que un indigente entrara a una conferencia sobre guión, me emocionó que dijera que se tomaba la vida con humor, me emocionó que estuviera interesado por el cine en general y me hubiera emocionado que Inés París hubiera dicho que cada vez que hiciera una nueva película iba a llamarle o localizarle para invitarle al estreno.

Sigo en busca de emociones y por eso me quedan sólo dos días para marcharme a la Argentina. Yo no voy en una Norton del 39, pero espero que no se me descomponga ningún autobús.

Os echaré de menos.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Espero que el viaje te vaya bonito.. ya nos contaras :)

rober dijo...

chaval, te vas a hinchar a emociones allí. eso es lo bueno de viajar lejos, que crees que estás aprendiendo mucho y viendo cosas muy nuevas, cuando en realidad sólo estás conociendote mejor a tí mismo...que profundo!

bueno, si alguien más aparte de luisda lee este comentario, que tenga en cuenta que no es bueno dejarle a nuestro personaje las gafas de sol.

en serio pisha, pásatelo que te cagas y haz muchas fotitos y videos con tu nueva olympus de siete megapixels. y hablando de fotos: sabes lo que es el servicio de flickr? te puedes bajar todas las fotos allí y la peña puede echar un vistazo, muy bueno!

nada, que nos escribimos de vez en cuando. un abrazo

M dijo...

Qué envidia, ya nos contarás. Sí, Ines y Daniela ahora van por separado. El Ché también perdió el contacto con su compañero poco después de aquel viaje. Lo bueno (y lo malo, menos mal) es algo caduco, disfrútalo. Disfruta cada momento, disfruta de cada persona que conozcas en tu viaje y sigue emocionándote.
Un beso gordo

Unknown dijo...

Perdona pero, pudiendo considerarme más o menos aficionado al cine español y al cine en general, no conozco a Inés París ni a Daniela. Supongo que son una pareja de dirección de estas que tanto hemos visto recientemente tipo Albacete y Meknecs, Alberto y Santi, etc...

En cuanto a tus emociones me parece que las tienens todas a flor de piel y que estás escribiendo más creativo que nunca, seguro que este vieje te sirve muchísimo, veremos si te vuelves tan pronto de allí. Un fuerte abrazo amigo, seguiremos enganchados a tus andanzas, sobre todo si sigues escribiendo aí de bien!

Da un beso a Mathy!

Modigliani dijo...

Pues no veas qué susto me ha dado la tarjeta de la cámara, Rober. Creía que había perdido las fotos. Miraré lo de Flickr o Picaxa.

Joaquín, son Inés París y Daniela Fejerman. Hicieron 'A mi madre le gustan las mujeres' y 'Semen, una historia de amor'. Es curioso, por lo visto ésta último tuvo "éxito" sólo por llamarse Semen.